jueves, 25 de noviembre de 2010

Historias de Lobos: El lobo en Sierra Morena. Pasado y presente

Esta semana se celebra el Congreso Nacional de Medio Ambiente.


Mi amigo Juanjo y yo hemos presentado una Comunicación Técnica sobre el Lobo en Sierra Morena. Consiste en la realización de un análisis de la conectividad de las Poblaciones de Lobo (Canis lupus signatus) en Sierra Morena para su aplicación como instrumento de planificación y gestión del territorio y facilitar así el diseño de corredores ecológicos para esta especie en el Parque Natural Sierra de Hornachuelos (Córdoba).

Ese trabajo es un resumen de un Proyecto un poco más ambicioso que nos permitió conocer con mayor profundidad la realidad actual de las poblaciones de Lobos en nuestro país y más concretamente en el área de Sierra Morena.

Hace unos meses, gracias al Ateneo Popular de Almodóvar del Río, pudimos publicar en su Revista Cultural un artículo con el que pretendíamos dar a conocer esta realidad y que reproducimos a continuación.


El lobo en Sierra Morena. Pasado y presente 


La humanización del territorio, la aparición de la ganadería y la competencia por la caza han situado al lobo como enemigo de los seres humanos.

En el pasado, el lobo siempre estuvo presente en Andalucía. Y la relación con el hombre tuvo distintas formas de presentarse. Ha sido símbolo de lealtad y fiereza y objeto de temor y perdición.

La presencia del lobo ha dejado, incluso en el territorio, grabado su nombre. Quedan todavía nombres de lugares como Casa de Villalobillos o Cruz del Lobo (Almodóvar), El Lobatón o Rodadero de los Lobos (Córdoba), Casa del Bicho o Collado de los Lobos (VIllaviciosa de Córdoba), Cerro de la Loba o Arroyo de los Lobos (Hornachuelos).

En Andalucía el lobo que encontramos es Canis lupus signatus, el lobo pardo, al igual que en el resto de la península.

Lobo Ibérico (c. a. ASM, 2010)

En las tierras hoy deforestadas del Valle del Guadalquivir la abundancia de lobos llegó a ser en tiempos históricos mayúscula. El conflicto con el hombre también.

En localidades como Carmona, Écija o Villafranca de Córdoba durante el siglo XVI se pagaban 3 reales por lobo adulto y uno y medio por lobezno. Las Ordenanzas de Carmona prescribían ya desde la Edad Media la obligación por parte de garañones, yeguarizos y potreros de llevar permanentemente dos mastines en el hato para defender a los animales de los lobos. A mediados del siglo XIX el cánido criaba incluso en el entorno de la capital hispalense. En los años 50 del siglo pasado llegaba a pagarse hasta 500 pesetas por lobo capturado.


Libramiento de fondos del Ayuntamiento de Posadas para el pago de un premio por haber dado muerte a un lobo en 1951 (Foto de Joaquín Casado, Cronista Oficial de Posadas) (Documento depositado en el Archivo Municipal de Posadas)

Lo registros y archivos existentes, y la enorme estadística generada en relación con la persecución del lobo nos permite ir conociendo su presencia histórica en distintos puntos del territorio y como ha ido evolucionando la extinción de esta especie a lo largo y ancho de nuestra geografía a través de las ausencia en esos mismos documentos.

Desde Doñana, pasando por el Valle del Guadalquivir, las Sierras Béticas, Almería, Sierras Cazorla o de Baza, Cádiz o Córdoba, podemos ir viendo como poco a poco la persecución que el hombre ejerce sobre el lobo va consiguiendo el objetivo de su extinción. 

Evolución de las distribución del Lobo en Andalucía (Gutiérrez Alba, 2005)

La caza, el veneno, la legislación, las juntas provinciales de extinción, las recompensas, la disminución del ganado, etc., han arrinconado poco a poco a este animal hasta su último reducto en Sierra Morena.


Cepo lobero de la Colección de José Martín López (Gutiérrez Alba, 2005)
Sierra Morena es un área singular. Grandes extensiones de terreno con reducida presencia de núcleos de población, así como ausencia de grandes carreteras y otras infraestructuras viarias. 

En apariencia un amplio espacio de virgen y espeso matorral y bosque mediterráneo, donde los ungulados alcanzan grandes densidades. No obstante, este territorio no es completamente natural ya que se trata de un terreno completamente modificado para garantizar el éxito de las poblaciones de caza mayor, con un manejo del ecosistema y la vegetación que trata de favorecer la mayor productividad posible, en un régimen similar al de la ganadería extensiva.


Las razones por las que todavía pueden encontrarse especies emblemáticas como el lince, el lobo o el águila imperial en este territorio están muy relacionadas con la propia evolución del mismo. La situación del lobo en Sierra Morena es un caso muy particular dentro de la geografía española, junto al de Extremadura. En las fincas de caza mayor la disponibilidad de recursos tróficos y la capacidad de protección del medio son excelentes.

Desde mediados de los 60 la sierra ha sufrido un importante despoblamiento. Apenas viven personas en las fincas, por lo que la presencia humana se ha reducido drásticamente. Además, la tranquilidad de la zona no sólo viene manifestada por la inaccesibilidad propia del terreno, por el tipo de explotación, por el hermetismo de las fincas o por la baja densidad humana; también hay que hacer mención a la escasa red de carreteras asfaltadas en la zona.

Aunque las características del hábitat parecen ventajosas, las poblaciones de Lobo en nuestra tierra tiene aún problemas de conservación que está asociado básicamente a la persecución directa del hombre.

A pesar de que los conflictos ganaderos se han reducido, bien por la reducción de la cabaña ganadera, bien por la mayor vigilancia del ganado para evitar las lobadas, o bien por el papel que están jugando las indemnizaciones económicas aportadas por la administración ambiental, aun existen una arraigada animadversión hacia el lobo.

Además, en la actualidad existen otros peligros para el lobo en Andalucía, como son el desarrollo turístico no planificado, deficiente vigilancia preventiva, reducido número de fincas con gestión públicas.

Lobo Ibérico (c. a. ASM, 2010)
La ausencia de estudios científicos sobre el estado de las poblaciones es otro elemento más que pueda estar afectando a estas poblaciones. Es posible que algunos factores biológicos puedan estar influyendo ya sobre la pequeña población, debido al bajo número de individuos, la fragmentación de las poblaciones, posibles enfermedades. Además el núcleo de Sierra Morena parece estar aislado de los otros núcleos de lobos ibéricos con la consiguiente problemática asociada.

En este sentido, empieza a jugar un papel importante la existencia de perros asilvestrados y abandonados en la sierra, bien por la ocupación del territorio del lobo y la consecuente competencia por lo recursos con éste, teniendo en cuenta, además, que sus ataques no son indemnizados, por lo que siempre se tiende a intentar culpar al lobo, dificultando la propia gestión del conflicto.

Asimismo, existe también la posibilidad de hibridación de los lobos con los perros errantes o asilvestrados, sobre todo cuando aquellos están en densidades muy bajas.

En Andalucía actualmente existen de dos núcleos donde podría estar presente la especie:
  • Núcleo de Sierra Morena Oriental, es el que reune más citas de presencia de lobo; localizado desde el Parque Natural de Cardeña y Montoro, hasta el Parque Natural de Despeñaperros y su entorno.
  • Núcleo de la Sierra Morena Occidental de Córdoba. Localizado en el Parque Natural de Hornachuelos y su entorno llegando a penetrar por el Oeste en la parte más oriental del Parque Natural de Sierra Norte de Sevilla y por el este por el término de Villaviciosa de Córdoba, hasta el mismo término de la capital cordobesa. 


La presencia del lobo en los ecosistemas a los que pertenece se ha demostrado claramente necesaria para el mantenimiento del equilibrio de estos, constituyendo lo que se conoce como una especie clave, cuya desaparición puede acarrear muy serios desequilibrios a su entorno (en la vegetación, en las densidades de herbívoros o en las densidades de predadores menores carnívoros).

La continuidad del Lobo en nuestra tierra está muy ligada al conocimiento que tengamos de sus poblaciones y a la adecuada gestión del conflicto que su presencia genera, armonizando los intereses ganaderos, cinegéticos y de conservación con el fin de garantizar el futuro y la presencia de sus poblaciones.


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