domingo, 10 de octubre de 2010

Diario Córdoba: Ana Belén Matencio. Avanzar al límite de la línea.

Hoy se publica en el Diario de Córboba a toda página una entrevista a Ana Belén Matencio realizada por Araceli Luis.

Ana es mi prima y, entre muchas cosas, es un constante ejemplo de superación y un orgullo para quienes la queremos. Solo basta con mirar en lo profundo de sus ojos azules, al tiempo que te lanza su amplia sonrisa, para que te conquiste con su alegría y te contagie las ganas de vivir. Compartir la vida con ella siempre merece la pena. Lo reproducimos aquí.

La vida cuesta arriba por Araceli Luis

Ana Belén es una joven "borderline" que lleva toda la vida luchando contra su discapacidad intelectual, un hándicap que ha sabido superar con esfuerzo.

ANA BELEN MATENCIO : Avanzar al límite de la línea

10/10/2010  


Nadie, salvo ella misma, sabe lo que sintió cuando, siendo una niña, se dio cuenta de que algo no funcionaba en su cabeza igual que en la del resto de compañeros de colegio. Con discurso entrecortado y nervioso, Ana Belén recuerda aquellos días lejanos, aunque se resiste a detenerse en los detalles. Es consciente de que su trastorno límite de personalidad, eso que en inglés se llama borderline y que viene a describir a las personas cuyo intelecto está justo al límite entre lo normal y lo diferente, en su caso por una parálisis cerebral, ha supuesto un hándicap en su vida, un reto ante el que nunca estuvo dispuesta a rendirse.

Sin perder la sonrisa, recuerda que sus días en la escuela no fueron del todo felices. "No me entendía bien con los niños y tenía dificultades para aprender, me sentía mal y lloraba", dice sincera, antes de añadir que en los días malos siempre contó con el apoyo incondicional de su familia. "Desde chica, siempre me dijeron que no me viniera abajo, que yo, para adelante".

A pesar de su voluntad, reconoce que tuvo su etapa rebelde, que coincidió con la adolescencia. "Mis padres me explicaban lo que me pasaba, que tenía problemas de psicomotricidad (pronuncia despacio para no equivocarse) y que no podía hablar bien, pero yo me enfadaba porque no quería que eso me pasara a mí". Con esfuerzo y coraje, Ana Belén decidió que ella debía ser más fuerte que su discapacidad y suplió las carencias con dedicación y esfuerzo. "Estudié hasta sexto y luego hice en el instituto un grado medio de Informática, porque a mí me encantan los ordenadores", confiesa mientras se encoje de hombros y se ríe. Al terminar los estudios, empezó a colaborar con varias asociaciones de discapacitados hasta que fue contratada para repartir publicidad. "He hecho cursos en Promi y en Aspacys y ahora trabajo en Acopinb, aquí estoy muy bien", explica. A sus 35 años, ha conseguido establecer relaciones sociales, hacer amigos, una meta inalcanzable durante mucho tiempo que siempre le causó dolor y frustración. "Ahora estoy en un grupo cristiano y allí me quieren tal como soy, pero cuando la gente normal no te acepta es muy duro y te sientes mal".

Resuelta y espabilada, sus padres le dieron la independencia suficiente para poder desenvolverse sola con bastante autonomía. "Mi madre quiere protegerme más, pero mi padre me da libertad para que yo aprenda", comenta sin tapujos mientras reivindica su espacio. "Mientras esté en Córdoba o en mi pueblo, no pasa nada, pero si quiero viajar yo sola... eso ya es otra cosa".

En el trabajo, Ana Belén es una de las empleadas con discapacidad más disciplinada, "una buena compañera", según su jefa, que destaca en las personas borderline su capacidad para hacer eficazmente tareas rutinarias y su dificultad para resolver imprevistos. "Lo bueno es que son muy responsables y sinceros, si se equivocan no tienen la malicia de negarlo o mentir, pero para trabajar con ellos hay que conocer sus límites y exigirles siempre en la justa medida de sus posibilidades".


Además de despierta y dicharachera, la principal cualidad de Ana Belén es su generosidad. Según su madre, de pequeña llegaba a casa llorando como una magdalena porque la niña que jugaba con ella en la calle se había enfadado y no quería hablarle y ella no podía entender que dos amigas se pelearan. Desde entonces, ha sufrido más de un desengaño y, sin embargo, su actitud sigue siendo la misma. El sentido del humor y sus impertérritas ganas de reír a cada instante son la base de su estado de ánimo, eminentemente positivo. "Aunque veas que tiene la dificultad para hablar, charla mucho y siempre se está riendo, es una niña muy buena", cuenta su madre, que no olvida la mala racha que pasó con 18 años. "Gracias a Dios, lo superó, pero lo pasó mal porque de buenas a primeras, cuando los amigos se hicieron mayores, se quedó sola".


Está acostumbrada a salir de Córdoba, acudir a campamentos y participar en excursiones programadas, pero su sueño es que la dejen viajar sola a Madrid. "Mis amigas me dicen que me quede unos días, pero mis padres no me dejan si no es con ellos", dice. Y a continuación, formula otro sueño. "También me gustaría formarme y aprender manualidades", explica. Y eso que ya es un hacha de la costura y experta en petit poua.

3 comentarios:

Son dijo...

Cuando trabajaba en Córdoba hice reportajes en Promi y Aspacys y encontré gente con una calidad humana increíble. Tu prima parece sin duda una de ellas. Un abrazo!

Antonino Sanz Matencio dijo...

Si que lo es, si!!

Anónimo dijo...

Un gran artículo, porque viene a informarnos de una gran historia!!! tengo una gran duda: ¿Las dificultades reales para las personas que consideramos "socialmente diferentes" la gran mayoría de veces, vienen condicionadas desde fuera?, ¿verdad? quiero decir ¿dónde está la limitación...? siempre en el entorno y en la imcapacidad del resto de asimilar la diferencia como maravillonamente normal!!! bueno que felicidades Ana y gracias por este regalo, que te lo mereces por millones de cosas (Tu primo Antonino nos habla mucho de su familia) y por ayudar y dar esperanzas al resto...