viernes, 26 de agosto de 2011

Casualidades, por Ana Borrego

No sé si pensar que ha sido el destino, la casualidad, el azar u otro Ser o seres  importantes al que muchos hacen responsable de nuestra existencia. Desde luego algo ha tenido que ser.

Hoy, 26 de agosto, hace un mes que celebramos el día de Santa Ana, día señalado en el calendario familiar, día de felicitaciones, celebraciones y regalos, casi siempre el 25 de julio a las doce de la noche. Este año, aproximadamente a esa hora, llegabamos al aeropuerto de Sevilla con nuestro “mejor regalo”, nuestro hijo.

Pero esta no es la única coincidencia. Iniciamos este viaje de forma oficial en mayo del 2008 y a los ocho meses, salidos de cuentas, nació un niño rubio de ojos azules que ahora está dormidito con su padre en la cama. 

Nuestra vida estará siempre unido a dos ciudades, Sevilla y Volgogrado, y a dos ríos, el Guadalquivir y el Volga. También a dos fechas el 28 de febrero, día de Andalucía y el 8 de marzo, día de la mujer trabajadora, día de fiesta en toda la Rusia. En la primera, salimos de Sevilla rumbo a Moscú para conocer a Rostistlav, ese niño rubio de ojos azules, y en la segunda, volvimos de Volgogrado hacia Sevilla con un gran deseo: recibir pronto una llamada que nos dijera cuando podríamos regresar.

De nuevo el destino, la casualidad o… no sé qué. La llamada que nos comunicaba la vuelta a Rusia para concluir nuestro viaje y regresar con el pequeño “Nino”  llegó el 20 de junio, como regalo de cumpleaños de Antonino.

Lo cierto es que hoy día estoy segura de que, parafraseando a Arthur Schopenhauer, “El destino es el que baraja las cartas, pero nosotros somos los que las jugamos”. Por cierto que también lo dijo Stalin, del que la ciudad de Volgogrado tomó su nombre por algún tiempo, Stalingrado. Casualidades de la vida.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado leerte morena!!!!!
Las cartas, las partidas, el azar, la suerte... pero considero especialmente importante resaltar las ganas y valentia de jugar!! de apostar!!! de arriesgar!!!
Un beso enorme, cargado de ganas de veros.

paquinais dijo...

Si fue el azar el que nos ha traido a Nino, creo que fue una gran suerte jugar con esa baraja, que trajo la mas felicidad si cabe a casa, y un precioso ahijado rubio de ojos azules que hace a sus "primos" cuestionarse muchas cosas, hay que recolocar la baraja y tomar de nuevo posiciones en casa de Antonino y Ana, ahora somos uno más, Besos.