jueves, 27 de enero de 2011

La página en blanco

Estoy bloqueado. No escribo. No es que no tenga nada que contar, no. Más bien al contrario. Tengo en la cabeza infinidad de historias, escritas una y otra vez, refinadas, limadas, retocadas hasta la saciedad, pero no puedo ponerlas, tecla tras tecla, en el procesador de textos.

No tengo clara la prioridad, no encuentro el tono. Las emociones. Las reflexiones. Las pasiones.


Puedo contar la historia del socialista Vicente Mudarra, la de la Playa de Berria, mi apoyo a Manolo Carmona, la primeras fotos impresas que por fin me he atrevido a colgar en casa.

 

A lo mejor debo escribir sobre esta maldita rodilla que me recuerda continuamente que no soy tan joven como me creo. Ese regreso en tren que duró demasiado tiempo. Tendría que hablar de que vamos a ser tres, más pronto que tarde. Quizás pida ayuda otra vez, alguien más que quiera escribir y compartir conmigo este espacio.


Empezaré por el olor a anís en mis manos de niño. O quizás por mi encuentro con Ava Gadner. No, no, mejor el que tuvimos con Suárez en aquella campaña del 86 o aquel saludo a Carrillo una tarde del 98. Las gachas del Turuta. El Pascualillo de Manuel Alba. Los lobos. Las lobas. 
 

Los roscos de la Saluita puede ser el motivo de una buena entrada. También el viaje que nos espera. Mejor el olor de la túnica planchada una tarde de jueves santo.


Los amigos. El perol de los Santos. Las amigas. El carnaval de nuestras vidas. La familia. Esa canción que anda rondando tres días en mis oídos. 

A lo mejor hablo de ti. No sé, ya veré. Algo tiene que ser, tengo que romper este bloqueo. 

Este año promete se intenso. Nosotros seguimos abiertos. 

3 comentarios:

Sonsoles dijo...

Permanecer abierto en los tiempos que corren es ya un logro. Un abrazo!

Anónimo dijo...

Querido sobrino: Echábamos de menos(por lo menos yo) tu "Desavio". Es como cuando están pasando muchas cosas a la vez(que pasan) y no tienes donde asirte. Que no tienes donde agarrar tus sueños(que se desvanecen). Que la realidad es tan explosiva en tantos puntos del mundo, que te sobrecoge. Pero ¿podría ser de otra forma?. Que lo que tenemos cercano tampoco es alentador y la expectación hace que la desesperanza se apodere de todos.

Si hay algo de emocionante es la emoción de los recuerdos,que es como decir la emoción de la vida. Uno, los roscos de "La Saluita", otro, el olor a cera cuando se plancha la túnica para la madrugada que va del Jueves al Viernes Santo. Si ésta es la emoción pasada(la de los roscos y todo un mundo que envolvia aquel tiempo) ya hay que estar pensando en las emociones venideras. De ese viaje que emprenderemos todos contigo y con Ana para traer emociones presentes envueltas en la ropa de ese niño que pronto será de todos. Otra vez volverá la emoción de la vida. Porque un niño siempre será la emoción y la renovación de la vida. En ello estamos

Un abrazo

José Manuel Matencio

pepa dijo...

¡Arriba ese animo! Ya veras como ese bloqueo es pasajero. Mira todo lo que quieras contar con perpectiva, distanciate un poco y veras como luego fluye todo, no creo que debas preocuparte pues lo que has escrito, a mi personalmente, me sigue gustando.